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La guerra y el espejismo global

Publicado: 2015-11-26


“El Mundo ha muerto”. Este fue el epitafio que elevaron a dogma los coristas de la Globalización neoliberal. Supuestamente, con la caída del Muro de Berlín, los TLC y los bloques comerciales, los Estados quedarían como coladores mientras que las naciones se disolverían, emergiendo así el escenario perfecto para que mercancías y capitales, pero no las personas, transitasen libremente.

Las tecnologías de la información facilitaron la fabricación de este espejismo que previsoramente McLuhan llamó “aldea global”. Es la ficción del mundo al alcance de un clic y su confusión de perspectivas, la que se ha adueñado de los discursos. La era de las fronteras, del geodominio del mundo bipolar, multipolar o unipolar, de los centros y las periferias, de los desarrollados y subdesarrollados, del primer hasta el quinto mundo, quedaron convertidos en piezas arqueológicas. Había llegado la hora de la corporocracia ultracapitalista que con sus organismos internacionales demostraban que las soberanías nacionales y las ideologías eran cosa del pasado. ¿Lo dudan? Pues miren a Grecia o pregúntenle a China.

El vedetismo informativo se encargó de disimular los intereses de los imperialismos occidentales y sus negociados con regímenes autoritarios y fundamentalistas. Para el resto, un rótulo solucionaba el asunto: “terroristas”. En el mundo reducido a aldea, el bipedismo intelectual del humán mediatizado ignora a la Historia, y asume a los hechos como huérfanos de pasado y carentes de intereses. Para este humán, un atentado, lo mismo ocurre por razones de fe o por una bronca de amor al estilo Fatmagul. Y es que en la era de la Globalización, las banderas se izan en el face.


Escrito por

José William

Docente de filosofía, psicología y ciencias sociales.


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