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¿Prohibido “jalar”?

Publicado: 2016-09-02


Recientemente el medio digital El Búho ha noticiado que un docente fue separado de la Universidad Nacional de San Agustín (Arequipa) por desaprobar al 86% de sus estudiantes. Informa también que se ha amonestado a docentes que desaprobaron a más del 60% de alumnos y a quienes colocaron como nota máxima 13, pues “incumplieron las metas”. ¿Es dable que el número de aprobados o desaprobados decida la permanencia de los docentes? ¿Por qué el 30%, y no el 32%, es la cuota pedagógicamente aceptable a reprobar?

Es claro que la sanción impuesta por la UNSA asoma como injusta si esta no encuentra otras razones. Si bien, al parecer, se busca superar absurdas prácticas sostenidas por ciertos docentes que asumen que la calidad o exigencia académica deviene del número de desaprobados (“conmigo no pasan más de la mitad”), o de la nota obtenida (“en mi curso, nadie saca más de 15”). Dos viejas usanzas que algunas universidades, al querer desterrarlas, terminan por consumar lo que censuran, sospechando de la capacidad del docente “si desaprueba más de la cuenta”.

La cuestión es compleja. Recuerdo que uno de los derechos estudiantiles previstos en la UNT, establecía que los alumnos tenían la oportunidad de solicitar recuperación si más del 40% desaprobaba. En ciertas ocasiones, algunas mayorías renuentes al estudio se ponían de acuerdo para desaprobar, y así exigir otra oportunidad.

La situación exige que los docentes precisen e instrumentalicen la evaluación, cuyos criterios deben estar al alcance del alumno (transparencia). Asimismo, deben desmarcarse de prácticas fundadas en absurdas creencias. La docencia transita en el dominio disciplinar y holístico, en la mediación y en la motivación, para aproximarse a hacer lo que Sócrates hacía: no enseñar, sino hacer que aprendan, sin claudicar en aquello que deben hacer las profesiones de oposición, como Eco las llamaba. Por su parte, el estudiante universitario, será el único en noticiarse como responsable de sus posibilidades.


Escrito por

José William

Docente de filosofía, psicología y ciencias sociales.


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