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Crónicas de los animálculos

Publicado: 2020-03-16


La seducción de lo invisible

Durante miles de años, el hombre ignoró la existencia de los microbios, virus y bacterias. Los estragos de esta ceguera fueron traducidos como castigos divinos o milagros. Hoy, la magnitud del hecho nos desborda: en tan solo un gramo de tierra viven unas 40 millones de células bacterianas. ¿Podrá escapar el hombre de este cerco invisible?

Al lado de los grandes descubrimientos en el gran cosmos, las fronteras mentales también se han expandido porque el hombre hizo visible al mundo invisible del microcosmos. Un hecho palpable es lo conseguido por la teoría evolutiva de Darwin. Sus tesis se sostuvieron desde lo observable (estudios con fósiles y sobre la funcionalidad de los órganos), pero solo después de un siglo, con los descubrimientos del ADN y del Genoma Humano, dichas hipótesis encontraron un mejor asidero. Hoy en día, la genómica comparada ha demostrado que entre el genoma humano y el del chimpancé hay apenas una diferencia del 2%.

Las conquistas de la viruela

Tal vez pudo llamarse Malviento, aquel potro imaginario cargado de Variola virus (el virus de la viruela), que penetró en el Tahuantinsuyo antes que lo hicieran los españoles. Según José del Busto (2010), estando Huayna Capac en Quito se contagia de la viruela. El inca había designado como su sucesor a Ninan Coyuchi. Los orejones, sin embargo, vieron malas señales alrededor del futuro sucesor, así que fueron ante el convaleciente inca para que cambiase de candidato, mas lo encontraron con horribles marcas de viruela en la cara y sin vida. Resignados volvieron al Cuzco, pero la viruela también había cobrado la vida del príncipe Ninan Coyuchi.

Hoy sabemos que “somos más bacteria que humanos”: habitan el cuerpo humano unas cien billones de células, de estas, 90 billones son células bacterianas (http://goo.gl/AcdLjt). El pequeño ejército conquistador con un par de cañones y unos pocos caballos, traía un enorme contingente de aliados ‘invisibles’ (microorganismos) que se encargarían en gran parte de la reducción brutal de la población indígena: en medio siglo, pasarían de 15 millones a 1,5 millones de indígenas.

Los animálculos

Fue Anton van Leeuwenhoek (1632-1723) quien construyó un microscopio sofisticado y vio por primera vez las bacterias. Leeuwenhoek quería averiguar por qué la pimienta producía picazón en el paladar. El científico neerlandés asumió el siguiente modelo: los granos de pimienta debían tener pequeños pinches que se clavaban en la lengua. Luego, sometió a prueba su modelo, mezclando agua limpia con granos de pimienta. En palabras suyas, esto es lo que apreció: “Entonces vi (…) que se trataba de pequeñas anguilas o lombrices apiñadas y culebreando (…) todas retorciéndose unas encima de otras, y pareciera que toda el agua estaba viva y llena de estos múltiples animálculos” (Wolovelsky, 2013).

Virus y pandemias

Según Ledermann (1996), la respuesta durante la historia ante las amenazas de las epidemias, ha ido desde el aislamiento hasta la inmunización; esta última permite que se actúe más rápidamente y desde la prevención. Socialmente, sin embargo, aún cunden los prejuicios y la reacción visceral del pánico. Hoy, el pánico al ébola es mundial y emergen las miserias humanas. En ese sentido, ha causado contrariedad el ‘aporte’ de EE.UU. que enviará 3 mil soldados al África; en contraste, Cuba envió una misión de 165 médicos. ¿Pretende EE.UU. escapar del cerco invisible del ébola a punta de balas?

El escritor español Manuel Vincent (http://goo.gl/h3c0kh) ha sostenido que la megalomanía del hombre lo lleva a añorar un final épico de su existencia, a esperar que un colosal suceso apocalíptico lo sepulte. Sin embargo, considera Vincent, que tal vez el verdugo provenga desde las filas humildes de la fauna invisible. Si es así, entonces, el final será como el origen, pues la vida –lo dice la Teoría de la Panspermia- vino montada en rocas desde otros planetas en formato bacterial.


Escrito por

José William

Docente de filosofía, psicología y ciencias sociales.


Publicado en

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